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Publicación: "Saber cómo"


“¿Quién dijo que todo está perdido?”
Tecnología artesanal sofisticada, con gran demanda potencial y escasa oferta.


Alejandro pudo publicar su libro de poemas como cualquier escritor amante de la poesía. Más allá del valor literario del libro, su logro se comprende cabalmente cuando uno se entera que el único movimiento que podía realizar era mover el mentón hacia afuera. Un dispositivo diseñado especialmente para él le permitía accionar una computadora y con ello comunicarse con el mundo.

Matías, afectado de parálisis cerebral, no podía concurrir sólo a la escuela. Con la ayuda de una computadora y un teclado virtual que accionaba con un mínimo movimiento lateral de cabeza pudo educarse como cualquier otro chico. Este año pudo ingresar a la secundaria, en su Córdoba natal. Y lo hizo con notas sobresalientes.

Pablo vive en Junín. A pesar de que padece parálisis cerebral severa está a punto de recibirse de psicólogo. La puerta al mundo se la abrió un sistema inalámbrico que aprovecha el único movimiento voluntario que este joven tiene, el de sus labios.

Los nombres son cientos. Las afecciones que cercenan o impiden la libertad de movimientos y el desarrollo de capacidades también; ceguera, sordera, síndrome de Down, distrofia muscular, esclerosis lateral amiotrófica y hasta accidentes en la calle o durante la práctica de deportes.

Todas ellas han sido teñidas por la esperanza de la mano de un mismo protagonista, el ingeniero Luis Campos, quien desde que fabricó en 1986 el primer sistema argentino de comunicación alternativa, el LU-CAM, no ha parado de crear nuevas ayudas tecnológicas, tal como el mismo ha dado en llamar a sus invenciones. LU-CAM nació con Silvia, una joven cuadripléjica cuyo único movimiento voluntario era apretar los dientes. Luego de entrevistarla empezó a pensar en cómo traducir su movimiento voluntario en un impulso eléctrico capaz de activar un sistema de escritura a través de un computador hogareño.

Campos desarrolló entonces una boquilla plástica con dos electrodos que al ser presionados por los dientes provocaban ese impulso. Para completar el sistema, diseñó un programa de escritura que, luego de sucesivos ajustes y a medida que Silvia se ejercitaba, le permitió al principio comunicar sus necesidades básicas, para luego pasar a escribir cartas, o realizar ejercicios de matemática para sus hijos. Campos incorporó después al desarrollo un sistema que permite prender o apagar los artefactos eléctricos sin ayuda, con lo que Silvia pasó, de ser absolutamente dependiente, a ganar más y más autonomía. Los resultados alcanzados con Silvia se fueron difundiendo de boca en boca, por medio de notas en los medios o mediante premios en ferias de inventores. Así se multiplicaron los pedidos y Campos empezó a desarrollar distintas adaptaciones o interfaces operadas a través de los más mínimos movimientos, como soplar, aspirar, balancear la cabeza, abrir y cerrar los párpados, apretar los labios, o levantar un dedo.

«Dame un movimiento voluntario y te comunicarás con el mundo», fue la frase que acuñó Campos para definir su labor, y que aún hoy sigue marcando su norte.

Abordaje interdisciplinario

Con los años, Campos generó también una informática especial para capacitar a los docentes y profesionales que trabajan con alumnos con diferentes discapacidades. Le hubiera gustado formar un centro desde el que pudiera trabajar en colaboración con fonoaudiólogos, psicopedagogos, maestros y otros profesionales relacionados con el abordaje de esta problemática. Pidió para ello varios créditos. «Pero como no se trataba de importar una máquina de 250 mil dólares, no me los concedieron», dice.

Sus ya 18 años de experiencia en el tema lo llevan a afirmar con propiedad: «Si bien me gradué como ingeniero, aprendí que en este tema no se soluciona nada con venderle un botón a una familia», afirma. «Con la tecnología uno le cambia la vida no sólo a la persona sino a todo el grupo y para ello es necesario anticiparse, advirtiendo a sus integrantes sobre los cambios que se vienen, ayudándolos a recibirlos», dice y enfatiza, «Insisto, a la familia no la podés dejar sóla; por que resulta que de golpe la madre que era el eje central en la vida de su hijo –ejemplifica–, la única que entendía sus necesidades, o que leía el movimiento de sus ojos, ahora siente que entró la tecnología en su casa, y su hijo ha pasado a ser independiente. Es un cambio muy positivo pero, en algunas circunstancias, difícil de manejar; por eso insisto en la necesidad de un trabajo interdisciplinario».

Necesidad de industrialización

Al escuchar a Campos, se comprende por qué no se ha dedicado a vender sus productos en forma masiva en la Argentina, o en América Latina, región que ha recorrido convocado por distintas instituciones que han querido conocer sus desarrollos. «En todos esos países los productos vienen de los Estados Unidos, lo que los hace inaccesibles para la mayoría», comenta. Ese mercado potencial está a la espera de una oferta acorde en precios y prestaciones. Pero esa incursión implicaría para Campos dejar su taller de inventor para pasar a ocuparse de temas de producción, finanzas, marketing y otros rubros, que hasta ahora no está dispuesto a abordar. Aún a pesar de que a veces se las ve negras cuando, con su pequeño equipo compuesto por su familia y dos colaboradores, debe dar respuesta al pedido de una escuela de 50 teclados especiales, todos juntos, y para la semana siguiente.

«Creo que ya ha llegado el momento de industrializar varios de los productos que fabrico de manera casi unitaria», opina Campos. (ver recuadro «Ayudas técnicas»). «Agradezco el interés que han manifestado las autoridades del INTI al acercarse a mi taller para comenzar a pensar en un trabajo en colaboración. Creo que el impulso que le están dando al programa “la Tecnología al Servicio de los Mayores” va a tener repercusiones positivas no sólo en ese sector, que tendrá la posibilidad de adquirir productos de origen nacional con costos diferentes a los importados, sino que beneficiará además a todos aquellos profesionales y empresas que de alguna manera u otra desarrollamos con mano de obra argentina diferentes productos que apuntan a mejorar la calidad de vida de las personas», concluye Campos.


Ayudas técnicas
De no oír a identificar el sonido de una flauta
«Dedal» para sordos o hipoacúsicos

El ingeniero Luis Campos acaba de desarrollar un dispositivo de comunicación que permite “oír” a las personas sordas, o hipoacúsicas. En realidad más que oír, sienten, ya que el equipo trabaja empleando las vibraciones que emiten los sonidos, las que son captadas por un micrófono de solapa, y amplificadas y transmitidas a un receptor y un vibrador que se colocan en la yema del dedo. El vibrador y el receptor están conectados entre sí por medio de un circuito que puede comprender un medio informático, una PC, un amplificador de señal o cualquier otro medio que procese señales captadas por el receptor.

Mediante su empleo, la persona podrá asociar cada vibración que recibe por medio del vibrador a una letra, palabra o sonido, o combinación de varios de ellos, llegando a interpretar claramente lo que le dicen o los sonidos de un entorno habitual en muy poco tiempo. Apenas se requiere de un breve período de aprendizaje, como lo demuestran los ensayos. Este dispositivo resulta de suma utilidad en especial en los casos en los que ni el implante ni el audífono sirven y puede ser aplicado a personas sordas que también padezcan de ceguera. En esos casos, la persona escribe en el teclado Braille y la computadora le devuelve a través del vibrador, las señales correspondientes a lo escrito.
El dispositivo es también aplicable a un teléfono celular o de línea, en donde el vibrador estaría fijado a una parte del teléfono que sea accesible al usuario. «Las personas no sólo aprenden rápidamente a identificar palabras muy parecidas sino que he visto como pueden incluso identificar el sonido de una flauta, diferenciándolo del de un piano», dice Campos, que es director del Centro Argentino de Medios Alternativos de Comunicación (CAMAC).

Hollywood en casa
En el Instituto Fleni se acaba de equipar una sala denominada «Sala de actividad de la vida cotidiana (AVD)», y que intenta mostrar todas las innovaciones que pueden introducirse en una casa para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. La unidad de demostración tiene tecnología que bien pude ser empleada en un hogar o en cualquier habitación de un centro médico. En la AVD, el paciente no sólo puede cambiar de canales sino que puede abrir o cerrar cortina, subir y bajar la cama, encender o apagar la luz, encender o apagar el aire acondicionado, y todo eso se opera con la voz o por medio de un movimiento voluntario, como aspirar o morder. «Lo más impactante es cuando se maneja todo con la voz, ya que uno dice teléfono” y te contesta “teléfono activado”. “Agenda”, y te responde “agenda lista”. Decís “marcar o discar” y te llama a quién vos selecciones», explica Campos, que trabajó en el acondicionamiento del lugar.

Un computador central, permite monitorear todos los movimientos que se están haciendo en la casa: dónde hay luces encendidas, aires acondicionados, o televisores en funcionamiento, o en qué ambiente se requiere luz y está a oscuras. A diferencia de los sistemas de casas inteligentes, en donde es necesario que toda la instalación eléctrica se conecte con un equipo, lo que implica un rediseño de todo el sistema de caños, el sistema empleado en la AVD es similar a una red de computadoras. Un cable recorre toda la instalación eléctrica y en cada boca se coloca una placa denominada RELHOG (Red Local Hogareña).De ese modo se puede controlar todo el sistema eléctrico de la casa.

 

Mouses especiales y levanta personas hidráulico
Teclados para discapacitados motores y de escritura Braille

Sería imposible mencionar todos los desarrollos realizados hasta la fecha por Campos y su grupo. En el cuerpo principal de la nota mencionamos alguno de ellos, a los que se suma un «levanta personas» de bajo costo, que puede colocarse al lado de la silla de ruedas y mediante un sistema hidráulico permite levantar a una persona sentada con un movimiento suave, sin hacer la menor fuerza. También ha transformado a las sillas de rueda con motor en una silla con butaca reclinable o giratoria, y ha desarrollado sillas de rueda de bajo costo, reconvirtiendo sillas de ruedas comunes.

En el manual de «Ayudas técnicas» que Campos ha desarrollado figuran también: teclados para discapacidad motora, sensores de múltiples aplicaciones (adaptadores para juguetes, switch o botón sensible, vincha de posición, switch babero, switch para mano o pie), accesorios para switch (adaptador inalámbrico receptor y transmisor, soportes) férulas para escritura, pizarrones interactivos, punteros articulados, mouses especiales (controlados por el movimiento de la cabeza, mouses de botones o de plato), programas especiales para diferentes discapacidades, editores de textos y teclados, alfombra sensitiva para estimulación temprana, sistema de estimulación respiratoria, y más...


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